Nuestra dieta moderna consiste sobre todo de alimentos de los cuales despojamos alguna parte.
¿Por qué? Por sabor, por ligereza, porque gusta más, porque se deja moldear mejor, porque tomamos comida rápida. Razones de sobra. Esos pseudo alimentos nos son presentados de forma sumamente atrayente. La publicidad se enfoca en nuestras emociones y en el patrón básico humano: la falta. Continuamente nos recuerda que nos falta algo para sentir placer o felicidad, y nos asocia dichas sensaciones con esos pseudo alimentos, pobres en nutrientes y excedentes en azúcares, sales refinados y sabores artificiales.