La comida se puede parecer a las estaciones, y las estaciones nos ofrecen la comida apropiada en beneficio de nuestro organismo.
El invierno, con sus noches largas y frías, nos invita a abrigarnos, a encender la lumbre y nutrirnos con platos concentrados calentitos y salados.
Cuando empieza a despertar la primavera, nos va apeteciendo comida algo más fresca y ligera: ricas ensaladas, lo verde, que empieza a hacerse patente y omnipresente por los campos: coles, brócoli, rabanitos, acelgas, rúcula, canónigos…