Los verdaderos maestros
“Nuestros errores, nuestras caídas y nuestras enfermedades, pueden ser muy buenos maestros.
Sin excesos, naturalmente, pero lo cierto es que, desde el necesario sosiego de saber que tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, un cierto malestar soportable puede suponer ese leve acicate que nos impulse a buscar una felicidad auténtica, más allá de los señuelos de felicidad mundana que nos distrae durante un tiempo pero que, en el fondo, no nos satisface.
Al maestro interior, que es el verdadero maestro, hay que desperezarlo, abrirle los ojos y enseñarle a reconocer las lecciones que la vida nos brinda a cada paso. Esa es la tarea del maestro exterior, el amigo espiritual cualificado, que ha de abrirnos los ojos… aunque a veces nos duela un poco. De hecho, como decíamos al principio, el sufrimiento, en cualquiera de sus formas, puede ser muy buen maestro si sabemos reconocer y aprovechar la lección que conlleva.
Lamentablemente, algunos nos empeñamos en tropezar una y otra vez en la misma piedra y cada vez la caída es más dolorosa que la anterior.
Es la compasión de los Maestros que nos van aumentando la dosis hasta que aprendamos…”
Lama Trinlé Gyamtso – Juan Ángel Armada