“Querido HIJO:
Mientras vivas en esta casa tendrás que obedecer las reglas.
Cuando tengas tu casa podrás establecer tus propias reglas.
Aquí no gobierna la democracia, yo no hice campaña electoral para ser tu madre y tú no votaste por mí.
Somos madre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad de criarte y educarte.
Al aceptarla, adquiero la obligación de desempeñar el papel de madre.
No soy tu colega, nuestras edades son muy diferentes.
Podemos compartir muchas cosas pero no somos colegas. No somos amigos.
Amigos hay muchos, pero madre solo hay una.
Yo soy tu madre ¡Y eso es mucho más que un amigo!
En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo que yo te diga estará motivado por el amor y el respeto.
Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo.
Mientras tanto confía en mí.
Te Amo
Tu Madre.”